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martes, 3 de noviembre de 2009

Cuestión 3. Los Reinos Cristianos: Reconquista y métodos de Repoblación.

La RECONQUISTA es un largo proceso de recuperación del dominio político-militar de la Península Ibérica por parte de los reinos Cristianos frente a la ocupación musulmana entre los siglos VIII y XV. Sin embargo, otros, afirman que el término Reconquista tiene escaso rigor histórico, pues los reyes cristianos no tenían el propósito de restaurar la situación anterior al año 711, por lo que el avance de los reinos cristianos fue una verdadera conquista, y no una restauración del reino visigodo.


El inicio de la Reconquista se puede establecer en la batalla de Covadonga (722), en la cual la victoria de don Pelayo permitió la subsistencia del pequeño reino de Asturias.

Tras la ocupación musulmana sólo quedaron libres la región montañosa cántabro-astur donde surgió el pequeño Reino de Asturias, el pequeño Reino de Pamplona en el Pirineo Occidental y los Condados de la Marca Hispánica en el NE vinculados a CARLOMAGNO que una vez independizados serán el germen del Reino de Aragón y del Condado de Cataluña.

El Reino de Asturias daría lugar al Reino de León y éste a los Reinos de Castilla y Portugal, protagonistas de la Reconquista Occidental. Mientras la Corona de Aragón extiende la Reconquista Oriental ocupando el valle del Ebro en el siglo XII y Baleares y Levante en el XIII. Después se paraliza la Reconquista un siglo y medio por las querellas internas de Castilla, que ocupa la zona del Estrecho de Gibraltar en el siglo XIV, y Aragón hasta que los REYES CATÓLICOS conquisten el Reino Nazarí de Granada en 1492.

La REPOBLACIÓN consiste en ocupar o volver a poblar algunas zonas de la Península reconquistadas a los musulmanes, especialmente el Valle del Duero, Extremadura, La Mancha, el Valle del Ebro, Levante, Murcia y Andalucía.

Existieron varias modalidades de repoblación según la zona geográfica reconquistada, según la institución impulsora del proceso y según la cantidad de habitantes que existiera previamente. Así, en los territorios más despoblados predominaron la PRESURA y la CARTA PUEBLA impulsadas por la Corona, la repoblación nobiliar, y la repoblación monacal y de Ordenes Militares impulsadas por la Iglesia, mientras en las zonas más pobladas prevalecieron las CAPITULACIONES y REPARTIMIENTOS a favor de los vencedores cristianos organizados por la Corona.

Pueden señalarse varias etapas en el proceso repoblador. En la primera etapa el sistema de repoblación utilizado fue la presura. La presura consistía en la ocupación de la tierra basada en el derecho romano que decía que quien ocupaba una tierra despoblada y la roturaba se convertía en su propietario.

En la segunda etapa se forman concejos o ayuntamientos con un alfoz muy extenso, y a través de privilegios otorgados por los reyes se atraen repobladores del norte peninsular.. El objetivo de los Privilegios y fueros era atraer a nuevos colonos para que se establecieran en la zona. Tal es el caso de las cartas pueblas o de pobla¬ción, contratos colectivos que fijaban las condiciones para el cultivo de las tierras, los fueros locales, que determinaban los derechos de una ciudad o villa, y las cartas de franquicia, que concedían ciertos privilegios libertades y exenciones de impuestos y cargas militares a los colonos.

En la tercera etapa distinguimos dos modalidades de repoblación. En la primera mitad la reconquista avanza muy rápidamente y eso hace que se entreguen amplias zonas semidespobladas a las órdenes militares. Estos territorios se dividieron en encomiendas, dirigidas por un caballero de la orden con cargo de comendador.

En la segunda mitad del siglo se producen los llamados repartimientos, tras la toma de una ciudad se hace un inventario de los bienes y tierras y se reparten entre los que han participado en la conquista en función de su posición militar o social. Se aplicaron en Baleares, el campo levantino, el valle del Guadalquivir y Murcia.


Las Capitulaciones. Eran acuerdos o pactos locales con las poblaciones sometidas especialmente en las ciudades. A cambio, se respetaban sus leyes y costumbres, parte de sus propiedades y su libertad religiosa; se les imponía, generalmente, contribuciones especiales. También se fomentaba la partida de musulmanes, a los modestos se les obligaba a vivir en barrios propios o a trabajar como siervos en el campo. Este sistema de colonización se aplicó en el valle del Tajo, en Zaragoza y el valle del Ebro y en Levante.

Ismael Hervás

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